COMENTARIO DE TEXTO RESUELTO DESCARTES

Sé con certeza que soy una cosa que piensa; pero ¿no sé también lo que se requiere para estar cierto de algo? En ese mi primer conocimiento, no hay nada más que una percepción clara y distinta de lo que conozco, la cual no bastaría para asegurarme de su verdad si fuese posible que una cosa concebida tan clara y distintamente resultase falsa. Y, por ello, me parece poder establecer desde ahora, como regla general, que son verdaderas todas las cosas que concebimos muy clara y distintamente (DESCARTES, Meditaciones metafísicas). En este texto el autor reflexiona sobre el problema del conocimiento.

 

La idea fundamental del texto es que debe tomarse como verdadero lo que posee dos características: claridad y distinción. Esta idea se deduce de la primera verdad, expresada en la primera línea del texto. El argumento es el siguiente: el “cogito”, al ser una verdad completamente cierta, puede tomarse como criterio de certeza; las características que hacen tan cierta esa primera verdad serán, por tanto, los criterios para cualquier otra certeza. Argumenta Descartes que algo “concebido tan clara y distintamente” no puede pensarse como falso. Claro es aquello cuyas partes pueden distinguirse. Distinto es aquello cuyos límites son precisos, es decir, un conocimiento que puede distinguirse perfectamente de cualquier otro. Después de alcanzar la primera verdad a través de la duda metódica, Descartes necesita un criterio de certeza que le permita conocer con seguridad algo más allá de la “res cogitans”. En ese momento se inscribe este texto, que establece una “regla general” que es paralela al “ars inveniendi” (de inspiración matemática) según el cual evidencia, análisis y síntesis son las operaciones intelectuales que canalizan el conocimiento; de hecho, estas operaciones llevan implícito el criterio de claridad y distinción. Sólo las ideas innatas, sólo lo apriori, son claros y distintos. A lo claro y distinto lo llamará Descartes “evidente”.

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