COMENTARIO DE TEXTO DE PLATÓN. MODELO DE SOLUCIÓN

«SÓCRATES.– «Lo creo, Ánito, y me parece también que hay aquí figuras buenas en asuntos políticos, y que las ha habido, además, antes y en no menor cantidad que hoy. ¿Pero han sido también buenos maestros de la propia virtud? Esta es, precisamente, la cuestión que estamos debatiendo: no si hay hombres buenos en esta ciudad, ni si los ha habido anteriormente, sino que hace rato que estamos indagando si la virtud es enseñable. E indagando eso, indagamos asimismo si los hombres buenos, tanto los actuales como los del pasado, conocieron de qué manera transmitir también a otros esa virtud que a ellos los hacía buenos, o bien si se daba el caso de que para el hombre no es ella ni transmisible ni adquirible. Esto es, precisamente, lo que hace rato estamos buscando yo y Menón.»

(PLATÓN, Menón)

El texto es un fragmento de “Menón”, obra que se sitúa en la denominada “época de transición” (entre los años –388 y –385) después de su primera visita a Sicilia. El tema central de este diálogo es si la virtud es enseñable y en él intervienen, además de Sócrates, Menón (joven rico y admirador de los sofistas) y Ánito al que contesta Sócrates en el fragmento propuesto. Ánito es otro joven, ateniense, también rico, que pertenecía al grupo democrático y que apoyó la acusación contra Sócrates. En el diálogo refleja la postura conformista. Las ideas centrales de este testo son “si la virtud es enseñable” y “si los hombres buenos …conocieron de qué manera transmitir también a otros esa virtud que a ellos los hacía buenos, o bien si … no es ni transmisible ni adquirible”.
La posibilidad de la enseñanza de la virtud es un problema importante en la época, los aristócratas negaban que fuera enseñable pues la virtud o excelencia dependía del linaje; los sofistas, en cambio, consideraban que sí se podía enseñar y ellos mismos se presentaban como maestros de virtud. Platón aborda la enseñanza de la virtud en relación con la formación de buenos ciudadanos, para que la virtud se pueda enseñar considera necesaria una ética que sea una ciencia, es decir que los juicios de valor que regulan la conducta se fundamenten en realidades objetivas de validez universal y no en opiniones y preferencias subjetivas. La búsqueda de la virtud es, para Platón, una actividad práctica en cuanto que pretende hacer hombres virtuosos, pero también es teórica porque exige un conocimiento de lo que es esencial a aquello que llamamos virtud y que expresa la excelencia del ser humano.

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